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CANTO SIN ESPERANZA EN LA FRONTERA (basado en 4.48 Psicosis, de Sara Kane)

Sarah Kane fue una niña abandonada. Abandonada por su madre. Abandonada por su padre. Abandonada por el amor. Abandonada por Dios. Abandonada, incluso, por la tragedia. Solo una cosa la acompañó hasta la tumba: la poesía, la única piel que recubrió su membranosa sensibilidad; poesía putrefacta de mentira capitalista, racista, sexista, homofóbica y, sobre todo, belicista; enferma irremediable. Lo que Sarah quiere es ponerte un espejo para que mueras del asco como de hecho moría ella cotidianamente.

La realidad, para Sarah Kane, es un conjunto compacto de agresión y amenaza por parte de una minoría de verdugos crueles y sin escrúpulos contra una mayoría de víctimas débiles e indefensas. Y todas las víctimas tienen por lo menos una “diversidad”: la minusvalía, la homosexualidad, la excesiva ingenuidad. No obstante, en ellos encontramos una humanidad y una ternura que se exprimen de todos modos; el afecto se manifiesta, a través de los débiles, también en un mundo que los margina y, por esto, se va destruyendo.
Sarah Kane, veintiocho años de vida que terminaron un 20 de febrero de 1999 cuando una cuerda se enroscó sobre su cuello como una serpiente y su cuerpo se tambaleó colgado de una viga. Ya había intentando suicidarse en otra ocasión, sólo que esta vez nadie estuvo cerca para salvarla. Es lo triste de no tener a nadie cerca.

¿Qué piensa una persona momentos antes de suicidarse? ¿Qué busca quitándose la vida? ¿Por qué lo hace? ¿Qué grados de angustia, de locura y dolor, padece? Es en este mar de abismos donde «Psicosis 4.48” se adentra.

El número del título (4.48) hace referencia a la hora en la que supuestamente se suceden la mayor cantidad de suicidios en Inglaterra, hora en la que se van los efectos de los psicofármacos y vuelve la angustia, hora de la lucidez, hora del dolor… “4.48 Psicosis” es, quizás, la mejor obra y con la que Sarah se despidió del infierno que le significó vivir.

Hace cinco años que esta obra empezó a rondarme la cabeza. Recuerdo la primera vez que la leí; la angustia y el dolor se apoderaron de mi estado de ánimo y las lágrimas no cesaban de recordarme que por fin había recuperado mi humanidad. Fue un dolor terapéutico. Después de esa lectura “4.48 psicosis” se quedó para siempre instalada en mi ser: “claro que te quiero, me has salvado la vida”
Rafa Raigón.

Este proceso extraordinario no es resultado de una reunión entre productores o de un convencimiento artístico del director, este proceso y su resultado surgen de la comunión entre una persona , y el alma que está al otro lado de esta poesía. Yo solo he tenido que oficiar esta comunión para ofrecer al espectador una interpretación cruda y fuerte, en un ambiente trasformado donde aflora un viaje intimo lleno de miedo, de sufrimiento y de un sometido deseo de amar.

Nieves Pedraza

INTÉRPRETES: Rafa Raigón y Tomas Sznaiderman
ADAPTACIÓN, DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Nieves Pedraza

 

 

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